Los arquetipos nos acompañan en los ciclos creativos y pueden ayudarnos en los procesos de cambio y renovación

Imagen: Mara Friedman

Me fascina ver cómo todos los arquetipos están siempre presentes en los momentos de cambio y cuando tomamos decisiones importantes.

Comparto estas reflexiones que tal vez te resuenen y te inspiren para tus propios procesos de renovación.

Creo que el impulso de cualquier cambio significativo en nuestra vida nace del rugido de la Chamana, que nos señala un desequilibrio, un apuro, algo esencial que pide ser atendido… La necesidad de dar más tiempo y presencia a tus personas queridas, o de reducir el estrés, o de generar más ingresos…. La frustración de no estar dedicándonos a lo que deseamos…

Al percibir con más claridad el problema y los obstáculos, sentimos la llamada de la Anciana, que nos lleva hacia dentro para empezar a descifrar los nuevos pasos y sentir las decisiones que piden ser tomadas. Muchas respuestas llegan desde el silencio y la quietud y, mucho más allá de nuestros propios esfuerzos y planes, las piezas del nuevo puzle se van colocando en su lugar.

Cuando ya hemos tomado una decisión y se abre una nueva dirección, entra la fuerza de la Doncella para empezar a darle forma y marcar pasos concretos. ¡Y también, necesitamos su valentía para seguir atravesando los miedos que surgen!  Integrar los cambios implica, a menudo, tener que atravesar una capa de barreras internas (creencias, patrones, juicios, miedos…) que nos mantendrían en nuestra zona de confort. La Doncella nos anima a confiar, crecer y seguir adelante.  

Por último, conecto con la Madre que se recrea y renueva para dar, cuidar y crear desde un lugar que es verdaderamente sostenible y le hace feliz. La Madre nos recuerda la gran importancia de reconocer nuestros límites y de cuidarnos a nosotras mismas de manera muy tangible, especialmente cuando la vida nos pide sostener muchas cosas.

Texto: Sophia Style