
Mucha Kachidza. Wellspring
El hermoso y completo “Manual introductorio a la Ginecología Natural”, de Pabla Pérez San Martín, incluye un apartado dedicado a los pechos, del cual hemos tomado prestada una frase para el título de esta reseña, que nos ofrece pautas para observarlos, cuidarlos y examinarlos nosotras mismas.
Reproducimos aquí un fragmento del texto «Los pechos: volcanes en expansión», que nos invita a revisar qué sabemos de nuestros pechos y reafirma la importancia de honrarlos y amarlos tal como son.
Las mamas poseen una estructura compleja, que se compone internamente de un 90% de tejido adiposo, además de glándulas mamarias, vasos linfáticos, nervios, pequeños vasos sanguíneos y otras estructuras. Externamente, encontramos la areola y el pezón.
Como las flores, las mamas se transforman minuto a minuto. Asimétricas, nunca son del mismo tamaño, y van cambiando en cada etapa de la vida. En la pubertad, evidencian un paso importante con el desarrollo del botón mamario y luego siguen modificándose durante todo el ciclo menstrual, la gestación, la lactancia y la menopausia.
Con el frío y la y con la excitación sexual, erectan sus pezones demostrando su sensibilidad. Se sitúan cercanas al cuarto chakra, an-ajata, del corazón (centro de la emotividad y circulación de energías), por lo que viven cargadas de emociones. Para la medicina tradicional china, es vital activar su energía y ser conscientes de su necesaria distensión y bienestar. Se dice que cuando el corazón se carga de emociones negativas, es en los pechos donde se acumulan la pena, el dolor y las angustias.
Con respecto a la explotación de la belleza, las mamas parecen ser objeto de comercialización pública, donde la tendencia es reemplazarlas por un modelo plástico, satisfaciendo cánones, deseos y aprobación de otras personas… Es momento de conocer su relevancia, su necesidad de dar y recibir cariño, comenzar a honrarlas, acariciarlas, amarlas tal cual son y liberarlas de vez en cuando al aire y al sol, del rígido brassier (sujetador).
No solo otras personas deben servirse de la abundancia de placer que brindan nuestros pechos. Para nuestro bienestar, es vital poder nosotras mismas disfrutar de nuestras mamas, sentirlas, acariciarlas, estimularlas y masajearlas.
Dentro de las prácticas del Tao, se promueve el masaje de los pechos para conseguir vitalidad, fortalecimiento y placer de muchos órganos de nuestro cuerpo, activando el “Chi” (el “flujo vital de vida” para la cultura tradicional china). El masaje de los pechos ofrece beneficios a nuestra salud, ya que mejora la autoestima, la energía sexual, el ciclo menstrual, las hormonas y los meridianos del riñón, entre otros. Brindarles cariño a través de del masaje a nuestras mamas es una vital manera de otorgarnos autocuidado y autocuración, al mantener un contacto consciente con nuestra totalidad y su flujo de energía, que se condensan en esta zona.
Texto extraído del capítulo IV del “Manual introductorio a la Ginecología Natural”, de Pabla Pérez San Martín. Tercera Edición. Ginecosofía Ediciones. Chile, 2015. www.ginecosofia.com
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