Un rito de paso en el bosque
Testimonio de Sophia Style
Se me hace extraño estar delante de una pantalla otra vez… Vengo de hacer un retiro de una semana en la montaña, que aún estoy digiriendo e integrando, asentando todo lo vivido en el cuerpo.
Fue un regalo para mi redactar este texto para todas las mujeres suscritas a la newsletter de Mujer Cíclica, sintiendo de alguna manera que las que lo iban a leer me estaban ayudándo con su escucha y presencia a encontrar palabras para destilar lo vivido, aunque no nos veíamos directamente.
Escribir siempre es “medicina” para mí, y espero que en estas palabras te pueda llegar algo de la medicina que recibí en el bosque.
Una de las experiencias más transformadoras de la semana fue la de pasar un día y una noche en soledad, en ayuno, durmiendo en contacto con la tierra. Éramos cuatro mujeres y cuatro hombres, cada una de nosotras marcando un cambio de etapa, dejando “morir” simbólicamente una fase de nuestra vida que está llegando a un final, y partes nuestras que están preparadas para volver a la tierra, como las hojas del otoño.
Fuimos acompañadas y guiadas en este ceremonia de siete días por una mujer sabia y apasionada, Petra Lenz-Snow, que lleva treinta años guiando ritos de paso en la naturaleza, como parte de uno de mis proyectos de referencia, The School of Lost Borders.
Antes de salir a dormir en el bosque, ella verbalizó algo que resonó profundamente dentro de mí:
“Tus abuelas y tus abuelos soplaron semillas dentro de ti, mucho antes de tu nacimiento.”
Aunque no es algo que pueda explicar o entender de forma racional, mi corazón reconoció estas palabras… Aunque me daba respeto el paso de adentrarme en la oscuridad del monte, cuando ella dijo que este pequeño rito de iniciación era una manera de regar estas semillas ancestrales, algo en mí se abrió a entregarme plenamente a la experiencia.
En mi caso, mi intención para ese retiro ha tenido mucho que ver con la etapa de “dejar volar” a mi hijo de 16 años, que desde hace poco está viviendo la mayoría del tiempo con su padre, junto con el paso de empezar a despedirme de mi ciclo menstrual.
A un nivel más profundo e interno, se me presentó con mucha claridad una herida muy antigua para ofrecer a esta ceremonia: ese lugar dentro de mí que aún se activa o dispara en situaciones concretas, en el que vuelvo a sentir que no hay apoyo, en el que conecto con un miedo visceral de que me faltará un sostén básico, en el que me parece que no hay amor… A lo mejor reconoces también este lugar dentro de ti, con tus propios matices, ¡y resulta que no estamos tan solas!
No me lo esperaba, pero esas 24 horas a solas en el bosque fueron como un bálsamo o un ungüento que llegó a estratos muy profundos de esta herida de la “separación”, de la desconfianza. Recibí continuamente mensajes de la tierra que expresaban el sostén y el apoyo que en realidad está siempre presente: encontré frutos del bosque, una fuente que salía sobre piedras rojas, muchas piedras en forma de corazón…
Cuando me acosté en la tierra para dormir, rodeada de hojas muertas que formaban un nido, me fijé en un tronco que tenía justo a mi lado que me conectó enseguida con la forma y presencia de un mamut – ¡fue impresionante! A lo largo de esa noche en medio del monte, sentí que con la ayuda y la protección del “mamut” fui viajando internamente a un lugar ancestral dentro de mi linaje, hace miles y miles de años, en el que me sentí completamente parte del ciclo de la vida y la muerte…Un lugar en el que sé en mis células que pertenezco plenamente a la tierra.
Es difícil de poner en palabras y a la vez, tenía ganas de compartirlo contigo y de agradecer y honrar esta semilla de la plenitud, de la confianza, del amor…que mis ancestros plantaron en mí. Fue profundamente reparador.
Deseo que, en este poderoso mes de octubre que nos abre la puerta de conexión hacia nuestros ancestros, puedas también conectar con las semillas únicas y especiales que tus abuelas y abuelos plantaron en ti. Y descubrir cómo seguir regándolas.
Tengo cada vez más claro que lo que necesito y necesitamos ahora es volver a una relación íntima con la tierra, desde donde abrirnos desde el corazón a los mensajes que nos quiere susurrar a cada una, a cada uno… Cuando unimos esta escucha profunda de la naturaleza con la escucha profunda en círculo y en ceremonia, un espacio seguro en donde poder contar nuestras historias íntimas (que siempre son también colectivas), es todavía más sanador.
Toda esta experiencia ha renovado mi deseo de seguir ofreciendo retiros en plena naturaleza, en donde podemos recibir la sabiduría profunda de los ciclos de la tierra, dentro del sostén de un círculo.
También ha sido una confirmación del camino que estamos dibujando con Gemma, que también estuvo en este retiro, y las ceremonias que estamos creando juntas.
Si te apetece conectar de manera más directa con lo que explico en este email, grabé un video de 3 minutos en el bosque que puedes ver aquí. Agadezco también de corazón a Diana y Xavi de Transalquimia por hacer posible el retiro con Petra y por su acompañamiento amoroso durante toda la semana.
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