El rechazo de lo femenino en nuestro cuerpo
«Nuestra cultura da a la niñas el mensaje que su cuerpo, su vida y su feminidad exigen pedir disculpas… La mayoría de mujeres interiorizan la idea de que hay algo que está fundamentalmente ‘mal’ en su cuerpo.»
Christiane Northrup, ‘Cuerpo de Mujer, Sabiduria de Mujer’.
Hace dos días dí una charla en una escuela pública para chicas de 11 y 12 años sobre la llegada de la menstruación – aún estoy digeriendo todo lo que salió y todo lo que preguntaron y compartieron… Fue realmente precioso y revelador. Una de las cosas más claras que me quedarón es la manera en que las mujeres hemos heredado una desconexión y rechazo profundo hacía nuestra cuerpo y en especial, hacía nuestra vulva, y que esto sigue repitiéndose.
Tengo muchas ganas de escribir un artículo más largo sobre esto, despues de haber visto la gran transformación en círculos de mujeres cuando empezamos a mirarnos, a mirar a nuestro cuerpo y a nuestra vulva, por primera vez, con ojos diferentes. Viendo su belleza y naturalidad, además de respetar profundamente nuestra intimidad y limites.
Seguimos liberándonos de la carga del «pecado original de ser mujer», porque aún se está transmitiendo a las niñas hoy en día, a pesar de tantas cosas que hemos logrado cambiar…
Texto: Sophia Style
Desde que realizo las Bendiciones del Útero y las Sanaciones del ütero me ha llamado la atención el impacto que produce la palabra «Útero» en muchas personas. Un hombre aparentemente abierto y con conciencia me llegó a sugerir cambiarle el nombre a la terapia (como sabeis, la impulsora es Miranda Gray, y además me encanta el nombre) y a una mujer cuando le hablé de ella le dió un ataque de risa nerviosa y me deciá «¡Suena fatal!». Me asombra ver el rechazo de hombres y mujeres al cuerpo femenino.
Creo que no hemos encontrado la manera adecuada para expresar-les las diferencias entre intimidad, vergüenza y malo.
Mientras vivan rodeadas de adultos que crean en el pecado y les de pánico pronunciar la palabra vulva y ver vulvas paseándose libremente por ahí con sus hermosos risos de todos los colores.
Como mamá de una chica de 9 años creo que es fundamental lo que compartamos con nuestras hijas tanto o más que lo que compartimos con nuestros hijos.
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