El Arte de Escuchar
En el arte de escuchar… y de saber pedirlo… de acompañar con la presencia… y recibirlo… pasan cosas mágicas:
«Escucha.
Cuando te pido que me escuches
y empiezas a darme consejos
no has hecho lo que te pedía.
Cuando te pido que me escuches
Y empiezas a decirme por qué no debería sentirme así
estás pisoteando mis sentimientos.
Cuando te pido que me escuches
y sientes que tienes que hacer algo para resolver mi problema,
me has fallado, por extraño que parezca.
Escucha, todo lo que te pido es que me escuches;
No que hagas o digas, sólo que escuches.
Cuando haces algo por mí que puedo y debe hacer por mí mismo,
contribuyes a mi miedo y a mi debilidad.
Pero cuando aceptas, el simple hecho de
que siento lo que siento, por irracional que sea,
entonces puedo dejar de intentar convencerte
y dedicarme a entender
qué está detrás de ese sentimiento irracional;
Y cuando eso está claro, las respuestas son evidentes y no
necesito consejo.
Los sentimientos irracionales tienen sentido
cuando entendemos lo que está detrás de ellos.
Así que por favor escucha y sólo óyeme,
y si quieres hablar,
espero un minuto que te llegue el turno
¡Y te escucharé!
Autor/a desconocido
Imagen: de la pagina Essential Speaking
Si quieres cultivar el papel de la facilitadora y su capacidad de escuchar profundamente, por favor consulta nuestras formaciones presenciales y online.
Hola Sophia,
aqui te dejo el original del escrito de LA ESCUCHA – ja hace tiempo me acompaña para aprender y recordar.
Es de R. O’Donnnell de su libro: El mosaico de la misericordia
(O’Donnell, R., La escucha, en Pangrazzi, A [ed], El mosaico de la misericordia, Sal Terrae, Santander, 1989, p. 43)
Un abrazo
Andrea
LA ESCUCHA
Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a aconsejarme,
no estás haciendo lo que te pido.
Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a decirme que yo no debería
sentirme así, no estás respetando mis sentimientos.
Cuando te pido que me escuches y tú piensas que debes hacer algo para
resolver mi problema, estás decepcionando mis esperanzas:
¡Escúchame!
Todo lo que pido es que me escuches,
no que me hables ni que te tomes molestias por mí.
Escúchame, sólo eso.
Es fácil aconsejar, pero yo soy capaz;
tal vez me encuentre desanimado y con problemas, pero no soy incapaz.
Cuando haces por mí lo que yo mismo puedo y tengo necesidad de hacer,
no estás haciendo otra cosa que atizar mis miedos y mi inseguridad.
Pero cuando aceptas simplemente que lo que siento me pertenece a mí,
por muy irracional que sea, entonces no tengo por qué tratar de hacerte
comprender más, y tengo que empezar a descubrir lo que hay dentro de mí.
R. O`Donnell
El mosaico de la misericordia